David tiene 9 años y está en cuarto de primaria.
Entra a las ocho de la mañana en el cole porque asiste al aula matinal, de nueve a dos tiene el horario lectivo, de dos a cuatro es la hora de comedor y de cuatro a seis tiene inglés y ajedrez.
Con su mochila cargada de libros y libretas llega a casa a las seis y media, merienda y le queda el resto del día para hacer los deberes. Así todos los días de la semana.
Entra a las ocho de la mañana en el cole porque asiste al aula matinal, de nueve a dos tiene el horario lectivo, de dos a cuatro es la hora de comedor y de cuatro a seis tiene inglés y ajedrez.
Con su mochila cargada de libros y libretas llega a casa a las seis y media, merienda y le queda el resto del día para hacer los deberes. Así todos los días de la semana.
David tiene 9 años...
Quizás deberíamos habernos planteado hace ya mucho tiempo si realmente este sistema puede ser eficaz y ,sobretodo ahora, si tiene sentido con la sobrecarga de la mal llamada conciliación familiar, donde los niños y niñas son carne de escuela y pasan cientos de horas en los centros escolares. (Cómo se organizan los horarios laborales también debería ser tema de debate, ya que no todo pueden ser cuidados paliativos a costa de enviar a niños los a los colegios .Ver anterior entrada Números, Estadísticas y Derechos Humanos)
Quizás ha llegado el momento de pensar que David tiene derecho a jugar, a dejar de tener la cabeza llena de números, letras y afluentes de ríos que le importan bien poco. Como docente me gustaría que llegase a las seis a su casa y no se dedicara a hacer deberes y más deberes. Mis alumnos y alumnas no llevan tareas de matemáticas y ,si la llevan, no es en el formato de página 123 , ejercicios 2,3,5 y 8 . Mis alumnos y alumnas usan el libro de texto solo en casos muy puntuales, es un auxiliar para el trabajo que en algunos casos nos viene bien.
Mis alumnos y alumnas llegarán al instituto sabiendo sumar, restar, multiplicar, dividir, con y sin decimales, resolviendo problemas pensando las posibles estrategias y soluciones , conociendo las figuras geométricas, sabiéndose "mover" por un plano, "leyendo y entendiendo" facturas y recibos...
¿Como es posible que no lleven deberes?
Mi amigo Manuel Jesús Fernández Naranjo , Director de un IES en Lebrija (Sevilla) lo explica muy bien: "poniendo la clase al revés" (Flipped Classroom), dando la vuelta a la manera tradicional de enseñar. Para ello nos basamos en mi caso en cuatro principios fundamentales: Descubriendo lo que vamos a conocer trabajando en grupo , concreción de tareas a partir de criterios de evaluación (lo que el alumno tiene que aprender, no lo que dice el libro de texto), desarrollo de la tarea a partir de un problema o actividad y, por último, resolución entre todos.
Para "familiarizarnos" con los contenidos usamos en el aula los microportátiles o la PDI.
En otros casos salimos al patio a medir , o vamos a una tienda a interesarnos por los precios , el peso, la procedencia de los productos, etc.
Los propios alumnos "se dan cuenta" que necesitan herramientas para poner en valor lo que cuesta un kilo y medio de plátanos, que necesitan multiplicar o dividir, que la situación se complica porque aparecen los decimales... Es la hora del grupo, de la discusión en clase, de presentar el tema y desarrollar tareas integradas que conecten los aprendizajes con la realidad. Todos nos ayudamos, todos participamos, y los que necesitan un refuerzo puntual lo tienen ya sea del tutor o de otro profesor o profesora que está de apoyo en el aula.
¿Cuál es la diferencia con el modelo libro-dependiente? La principal es la creatividad y al mismo tiempo el conocimento "real" de lo que los alumnos y alumnas tienen que aprender . Un aprendizaje operativo, activo y con sentido, donde el profesor sea un coordinador y animador y los alumnos sean los protagonistas de sus aprendizajes.
Esto que digo quizás no sea demasiado novedoso, cada vez somos más profesores los que nos aventuramos en cambiar "lo que siempre se ha hecho así" , pero es tan necesario que nos olvidemos del corsé y las rutinas del libro de texto que de vez en cuando hay que recordar que hay vida más allá del libro detesto.
Nota.- La Flipped Classroom plantea el trabajo en casa con videos y material informático, una manera diferente y motivadora de hacer la tarea. El alumno llega conociendo que se va a dar en clase y lo pone en práctica, ciertamente la manera de dar la vuelta a la clase. En nuestro caso este conocimiento previo de la tarea se hace en el centro.
Más información en http://www.theflippedclassroom.es/what-is-innovacion-educativa/
Gracias. Miguel. Lo cierto es que cuando la sociedad no es capaz de solucionar problemas se los traslada a la Escuela. Y así nos va. Lo que sí es verdad es que es un problema que afecta a las familias y a un alumnado sobrecargado que cree que no tiene tiempo para nada. ¿Es eso lo queremos?: alienación. Posiblemente sí, Pero tenemos que evitarlo. Al menos intentarlo.
ResponderEliminarYo tengo un niño en el mismo curso y pasa igual, yo me pregunto que si con 10 años no tienen ni siquiera 20 minutos para jugar,¿qué van a contar los niños de su infancia.?, ¿que van a jugar cuando tenga 30 años.?. Lo que está claro es que en clase apenas trabajan y se lo mandan todo para casa.
ResponderEliminarPienso que sí trabajan, quizás se necesite un cambio de enfoque del desarrollo de las tareas y menos dependencia de los libros.
ResponderEliminar"Mis alumnos y alumnas usan el libro de texto solo en casos muy puntuales, es un auxiliar para el trabajo que en algunos casos nos viene bien". Esto será muy útil para enseñar matemáticas, pero entonces no obliguen a los padres a pagar 30 o 40 euros por un libro del que no van a usar más que tres páginas contadas. Bastante dinero cuesta criar a los hijos como para que te lo hagan malgastar en cosas que no se usan.
ResponderEliminarHola Anna:Gracias por el comentario.
ResponderEliminarLo que planteo es un cambio de metodología en general, desde mi experiencia y que en la práctica funciona. En cuanto al libro de texto es cierto que lo tenemos, pero es el mismo desde hace seis años; un libro que es del Plan de Gratuidad de la consejería de educación y que estamos deseando cambiar por la segunda opción que nos da el mismo Plan de Gratuidad que es la confección de material propio, por lo que no se les pide libros de texto a los niños. En nuestro centro en Educación Infantil trabajamos por proyectos y no tenemos libros de texto y en primer ciclo se va a seguir trabajando por proyectos a partir del curso que viene, es decir, sin libros.
Un saludo, Miguel
Muy interesante reflexión
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