
La jubilación del supervisor, Antonio, al que veía por las mañanas antes de ocupar su puesto en la zona de parabrisas , fue su oportunidad. Los jefes accedieron a sus propuestas y en tres días ocupó el puesto, aunque esto no significaba que dejaba la llave inglesa, ni mucho menos, pero si podía disponer de seis horas para sus tareas supervisoras. Tampoco le importaba, en principio, que los compañeros cobraran igual, incluso más que él a pesar de ser el supervisor, eran circunstancias que ocurrían en las empresas... daba igual...El era un emprendedor y un luchador. Ahora tenía en la mano la llave inglesa y una llave de un despacho... Subió las escaleras que le conducían a la oficina, muy despacio, mirando hacia atrás y observando... sonreía.
¡Qué valiente es Pepe!
ResponderEliminar¿Qué se encontrará cuando abra la puerta del despacho?