Hace unos días me llegó a través de Facebook un artículo con un título más que
llamativo: "Los colegios avisan: Cuidado con el Whatsapp... de los
padres".
Inmediatamente activo todas las alarmas
y comienzo a leer el mencionado artículo con el máximo interés. De la lectura destaco algunas frases:
la frase última se destaca en negrita : "Todos
somos muy críticos y decimos que la información que corre por las redes
sociales no está contrastada, y que cualquiera puede mentir. Pero en la
práctica, todo el mundo acaba picando y da por buenas afirmaciones que no
sabemos si son ciertas."
"Los foros, creados sobre todo para mantener el contacto entre las
familias derivan en ocasiones en enfrentamientos que pueden afectar al
clima escolar"
"Organizar cumpleaños, comprobar qué deberes tienen que llevar a los
niños, acordar, en el caso de los más mayores, si pueden llegar a casa
un poco más tarde... Estos son sólo algunos de los usos prácticos, que
llevan sobre todo a las madres, a crear grupos de Whatsapp para tener
contacto con todas las familias de la clase de sus hijos ..... Pero en algunas ocasiones, estos grupos son también
escenario de discusiones de pareja, peleas entre familias o aquelarres
contra el profesor o la entrenadora de turno".
Un sudor frío recorre mi espalda, me quedo perplejo. Confuso asisto a un
tratado de lo que no debe ser la comunicación: Se da por hecho que no hay certeza
de que la información sea real, que el código utilizado se malinterprete o se
reutilice sin tener evidencia de su autenticidad, incluso nos acercamos al anonimato
cuando cualquiera puede mentir, nos saltamos el contexto y , por tanto, entramos
en el mundo de los supuestos y lo posible. Y si esto ocurre en un grupo (de
padres) , donde las identidades se encuentran en segundo plano, donde la voz ha
desaparecido por frases entrecortadas y emoticonos, evidentemente la situación
comunicativa palidece.
En los dos extremos de
este dislate el emisor y el receptor envían un mensaje que transita por las
ondas del espacio, pendiente de certificación o rectificación de un tercero que
oirá en su celular un insinuante silbidito o un clic que le alertará de la llegada de la misiva. Aquí la
retroalimentación se puede convertir en un simple icono que generalmente
equivale a un compendio de palabras que la sagaz mente del emisor recibe con
una sonrisa, o no. Todo en unos pocos segundos y sin moverse del sitio,
incluso sin dejar de hacer lo que estábamos haciendo... con la seguridad
absoluta de que así "organizan y controlan la vida de sus
hijos" y de camino de cualquiera que esté a tiro por el centro...
Ainsss (como dice mi amiga Lola Urbano) ..."Pero lo que realmente va a causar problemas es el hecho de que reparten
fotos del suyo y del que no es suyo, y ahí es donde se van a pelear
entre ellas cuando llega alguna que no quiere que las caras de sus hijos
vayan pasando de mano en mano sin su permiso, ¿o es que eso no te lo
has planteado? Pues sí, eso pasa.
Les robamos el sitio a la chiquillería, ya hasta por wasa y eso es neurosis garantizada,.. "
Les robamos el sitio a la chiquillería, ya hasta por wasa y eso es neurosis garantizada,.. "
(En el blog de @xarxatic http://www.xarxatic.com/por-que-existen-los-grupos-de-whatsapp-de-padres/)
Aquí falla algo, NO?
-En primer lugar la formación y la información de la utilidad de la
herramienta, del canal de comunicación y los códigos compartidos, de los
límites y su tratamiento . Todos debemos hacer un uso ético
de whatsapp, que a fin de cuentas es el uso social básico de la convivencia
ciudadana.
-En segundo lugar se ignora la
especificidad de cada Centro. Siempre digo que los colegios son
esclavos/espejos de su entorno Aquí también se evidencian las diferencias
sociales, ¿me equivoco?
-En tercer lugar la falta de comunicación y transparencia de algunos centros
(No de todos por fortuna).
.
-En cuarto lugar la propia sociedad que nos está llevando a un mundo de
datos anulando la palabra y el discurso. Si os fijáis en las grandes compañías
de telefonía la voz ha sido relegada por los datos, incluso la televisión viene
por internet (Que miedito da cuando te regalan cosas... ¿para qué quiero
velocidad a 100 megas??) Existe una clara
depreciación de la voz. Solo hace falta mirar a tu alrededor, en el bus,
en la calle, en la consulta del dentista para comprobarlo...
No voy en contra de tener o no tener whatsapp en los centros, eso es
potestad de cada comunidad educativa o equipo docente, cierto que es una herramienta
que puede ser útil si se le da buen uso, pero desgraciadamente estamos olvidando la palabra.
Creo que ya está bien de comunicación descontextualizada, de mundos
neutros, pienso que ha llegado el momento de retomar el discurso cara a cara y ocupar
los espacios abiertos.
" !!!Cuidado los colegios avisan...!!!"
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