No es la primera vez que escribo en este blog sobre el asentamiento de chabolas de El Vacie. Ya en noviembre de 2009 comentaba la precariedad en la que se encontraban los niños y niñas de las chabolas, y en marzo de 2011 daba la voz de alarma de nuevo.
Han pasado otros dos años y la situación sigue igual o, si me apuras, peor . La población de niños no deja de crecer, ya son más de 200 los que viven en condiciones infrahumanas. Ahora se les llama desfavorecidos socialmente, que eufemismo ¿verdad? para nombrar a los niños pobres, a criaturas que han tenido la desgracia de nacer en ese lugar.
Desde mi posición , de director que acoge a alumnado del asentamiento, vivo una sensación de impotencia y de rabia al mismo tiempo. Parece que hay que claudicar ante la marginalidad, que es imposible conseguir el éxito ante cualquier acción integradora o reparadora y que por mucho que se trabaje, se denuncie o se grite nada va a cambiar. Que pena. Y digo pena porque veo injustamente como a mi alumna Tamara la van a casar con 13 o 14 años, igual que casaron a sus hermanas. Una niña con la que hemos trabajado muy duro, en la que se han invertido recursos y medios para que fuera una compañera más y adquiriera las competencias y los saberes necesarios para ser independiente en esta vida. Tamara podría ser lo que quisiera en la vida , va a aprobar sexto con muy buenas notas, pero desde que nació tiene el sello de la marginalidad y de la pobreza y, siendo aún una niña, traerá al mundo churumbeles , igual que sus hermanas... Ojalá que a sus hijos les inculque otras maneras de vivir la vida y que luche para que no se repita la injusticia que ocurre, casi a diario, a unos pocos metros del Centro de Sevilla. Ojalá haya un poco más de sentido común , de voluntad política , y se destinen los recursos necesarios para que de una vez por todas se erradique la pobreza y desaparezca el asentamiento de El Vacie.
Han pasado otros dos años y la situación sigue igual o, si me apuras, peor . La población de niños no deja de crecer, ya son más de 200 los que viven en condiciones infrahumanas. Ahora se les llama desfavorecidos socialmente, que eufemismo ¿verdad? para nombrar a los niños pobres, a criaturas que han tenido la desgracia de nacer en ese lugar.
Desde mi posición , de director que acoge a alumnado del asentamiento, vivo una sensación de impotencia y de rabia al mismo tiempo. Parece que hay que claudicar ante la marginalidad, que es imposible conseguir el éxito ante cualquier acción integradora o reparadora y que por mucho que se trabaje, se denuncie o se grite nada va a cambiar. Que pena. Y digo pena porque veo injustamente como a mi alumna Tamara la van a casar con 13 o 14 años, igual que casaron a sus hermanas. Una niña con la que hemos trabajado muy duro, en la que se han invertido recursos y medios para que fuera una compañera más y adquiriera las competencias y los saberes necesarios para ser independiente en esta vida. Tamara podría ser lo que quisiera en la vida , va a aprobar sexto con muy buenas notas, pero desde que nació tiene el sello de la marginalidad y de la pobreza y, siendo aún una niña, traerá al mundo churumbeles , igual que sus hermanas... Ojalá que a sus hijos les inculque otras maneras de vivir la vida y que luche para que no se repita la injusticia que ocurre, casi a diario, a unos pocos metros del Centro de Sevilla. Ojalá haya un poco más de sentido común , de voluntad política , y se destinen los recursos necesarios para que de una vez por todas se erradique la pobreza y desaparezca el asentamiento de El Vacie.