Si lo miras a los ojos y vas más allá de su mirada, seguro que no vas a encontrar respuestas a sus acciones, a ese descontrol que hace imposible que te escuche.
Si le ves las manos seguro que vuelan en todas direcciones, que sus dedos se entrelazan haciendo nudos imposibles entre el índice y el pulgar.
Mientras sus pies vuelan y se balancean sujetos a las rodillas y corretea a la vez que salta.
Son niños con trastorno grave de conducta (TGC) a los que el sistema educativo no sabe darle respuestas:
No tienen el perfil de alumnos con necesidades educativas especiales, tampoco son alumnos que deban "recluirse" en aulas específicas, ni tampoco pueden encerrarse entre las cuatro paredes de una clase.
Son niños rechazados, marginados, a los que nade los quiere porque pegan, gritan, se encolerizan continuamente ... Seguramente sus problemas van, o vienen, más allá de la escuela.
¿Qué hacer? Este post termina aquí. No hay, de momento, solución. Estas letras sólo son una llamada de atención para que esos niños no pasen desapercibidos e ignorados por este sistema "educativo". Y un reconocimiento a aquellos profesionales, que los hay, que todos los días intentan que estos niños sean felices y tengan una vida mejor, aunque a priori parezca imposible.